miércoles, 20 de abril de 2011

El Regalo del Cielo: La Misión de Cristo


En la actualidad todavía hay personas que preguntan ¿Por qué murió Jesucristo? Si era el hijo de Dios ¿Por qué tuvo que padecer? ¿Qué tiene que ver esto conmigo? Esas son preguntas frecuentes que se hacen personas que poco han escuchado de las verdades bíblicas e incluso hoy muchos son los que nunca han escuchado de las buenas nuevas de salvación.
En  estos días de festividad, es importante resaltar la obra redentora que el mesías de Israel y del mundo entero, hizo para todo aquel que le reconozca  y le reciba.
En el principio de la creación  Dios creó  al hombre en el huerto del Edén a su imagen y semejanza, lo colocó sobre todo lo que él había creado, para que el hombre se enseñorease y fuese el administrador de todo.
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza... Y  creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, y henchid la tierra y sojuzgadla, y señoread sobre los peces del mar, y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. (Génesis 1:26-28)
Pero el Señor les dejó un mandamiento: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; mas del árbol de la ciencia del bien y el mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17)
El resto de la historia es conocida, Adán y Eva comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, codiciaron, desobedecieron y quisieron ser iguales a Dios. (Véase  Génesis 3:1-13)
Lo que alguna vez  fue hecho perfecto, cayó del lugar donde Dios le había colocado, a partir de ese día entró el pecado y junto con él la muerte; el hombre cortó la comunicación con Dios y le dio la espalda.
 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12)
¿Ahora que es el pecado?

El pecado puede asociarse con palabras como: ofensa, maldad, iniquidad,  y puede definirse como el rechazo de la voluntad del Señor, infracción o transgresión de la ley  de Dios, o simplemente hacer lo malo para con Dios y con el prójimo.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Como ya se dijo anteriormente por el pecado entró la muerte, pero no sólo eso, el pecado corta toda comunicación con Dios, ocasionando una vida infructuosa, sin paz verdadera y trayendo condenación eterna.

 “Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23)
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, desenfrenos, y cosas semejantes a estas; de las cuales os denuncio, como también ya os denuncié, que los que hacen tales cosas, no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21)
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. (1 corintios 6:9-10)

“Pero los cobardes e incrédulos, y abominables y homicidas, y fornicarios y hechiceros, e idólatras y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. (Apocalipsis 21:8)

El Pueblo de Israel

Dios en su misericordia escogió a un hombre llamado Abraham del cual hizo una nación, a esta nación el Señor les dio sus estatutos y sus leyes, entre ellas estaba el sacrificio de animales (becerros, corderos, machos cabríos) como expiación del pecado a través de la sangre derramada de este.

“Toma un becerro en sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto, sin defecto, y hazlos aproximar ante Jehová. Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Tomad, de entre las cabras, un macho cabrío para el sacrificio por el pecado, y un becerro y un cordero añales y sin defecto para el holocausto” (Levítico 9:2-3)

Pero el Todopoderoso más que sacrificios, deseaba un cambio en el corazón,  el Creador deseaba obediencia y personas que le buscarán en Espíritu y en verdad. Estos sacrificios y estatutos sólo eran sombras de lo que había de venir.

Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: “A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo; no te agradaron ni holocaustos ni sacrificios por el pecado. Por eso dije: Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. He venido, oh Dios, a hacer tu voluntad”. (Hebreos 10:5-7)

 El Señor por medio de sus profetas anunció la venida del mesías.

“Grita de alegría, hija de Sión! ¡Yo vengo a habitar en medio de ti! afirma el Señor” (Zacarías 2:10)

“¡Alégrate mucho, capital de Sión! ¡Da voces de júbilo, ciudad de Jerusalem! Mira a tu Rey llegando, justo y victorioso, Humilde, montado en un asno, en una cría de asna” (Zacarías 9:9)

 El Salvador del mundo ofrecería su vida como Cordero Santo una sola vez y para siempre, para que los que en él crean obtengan el perdón de pecados, sanidad física, una vida nueva, reconciliación  con Dios Padre y vida eterna.

“Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos. Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados” (Isaías 53:3-5)

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido Dios para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros” (Isaías 61:1)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”(Juan 3:16)

Era necesario que el hijo de Dios muriera en nuestro lugar, que padeciera por nuestras culpas y que por su sangre fuéramos reconciliados con Dios. Resucitó al tercer día y está a la diestra del Padre intercediendo por cada uno de sus hermanos. Este es el mensaje de las buenas nuevas de salvación.

“Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros: ¡Rogamos en nombre de Cristo, reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:19-20)

El mensaje  del evangelio es vida nueva en Cristo.

“De modo que si alguno es nueva criatura en Cristo, las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (2 corintios 5:17).

Sólo en Cristo hay vida eterna, el es único camino a Dios, en estos días permítele gobernar tu vida.

“Jesús le dijo: Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6)

“Fiel es la palabra, y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15)

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